miércoles, 3 de agosto de 2011

Con aroma a vino.





    La viuda reía en el gran salón, sus carcajadas rebotaban en las paredes convirtiéndose en lamentos que paseaban por la casa. Con su pálida mano hacía girar una copa frente a sus cristalizados ojos. La aproximó a su nariz y aspiró el aroma del espeso líquido rojizo atrapado en el costoso cristal. Llevó la copa hasta sus labios y tomó de ella dejando escapar la bebida por la comisura de sus labios.  Junto a la mujer estaba el robusto cadáver de su esposo con una enorme herida en su garganta de donde manaba el espeso líquido con aroma a vino.